noviembre 24, 2009

Otro fin del mundo a la vista



No, no se preocupen, no hay nada nuevo: el apocalipsis, Nostradamus, las profecías mayas, las invasiones extraterrestres, los cálculos estadísticos que nos aseguran que tarde o temprano (todo es cuestión de tiempo) un cometa chocará contra la Tierra... y si fuera poco con todo esto y todas las conspiraciones cósmicas y divinas que nos han contado ... encima les sumamos las que nosotros mismos provocamos: la amenaza del terrorismo internacional, la guerra nuclear y bacteriológica, el cambio climático...

Lo cierto (y verdad, que diría Iker Jiménez) es que, como he dicho, no hay nada nuevo. Bueno sí: "2012" la última película de Roland Emmerich (dirigió 10.000 AC, El día de mañana y Godzila, entre otras , protagonizada por John Cusack, Chiwetel Ejiofor, Amanda Peet, Oliver Platt, Thandie Newton y Danny Glover, entre otros, y que aborda el tema del apocalipsis desde la leyenda de una profecia maya, que apunta que el mundo se acabará dentro de solo 3 años.De hecho el calendario maya no tiene más años a partir del 21 de diciembre de 2012. Resumiendo mucho, los mayas tenían un calendario circular de 52 años. El año base de la Cuenta Larga Maya comienza en el 0.0.0.0.0. Cada cero va de 0 a 19 y cada uno representa una cuenta de días mayas. Por tanto, por ejemplo, el primer día en la Cuenta Larga se denota como 0.0.0.0.1. En el día 19 tendremos 0.0.0.0.19, en el día 20 subimos un nivel y tendremos 0.0.0.1.0. La cuenta continúa hasta el 0.0.1.0.0 (aproximadamente un año), 0.1.0.0.0 (aproximadamente 20 años) y 1.0.0.0.0 (unos 400 años). Por tanto, si tomamos una fecha arbitraria de 2.10.12.7.1, esto representa una fecha maya de aproximadamente 1012 años, 7 meses y 1 día.Los expertos están divididos sobre cuándo se acaba la Cuenta Larga, pero como los mayas usaron números 13 y 20 como sistemas numéricos, el último día que podría tener lugar sería el 13.0.0.0.0. ¿Cuándo sucederá esto? Bueno, 13.0.0.0.0 representa 5126 años y la Cuenta Larga comienza en 0.0.0.0.0, lo cual corresponde a la fecha moderna del 11 de agosto de 3114 a.C. ¿Te has dado ya cuenta del problema? La Cuenta Larga Maya finaliza 5126 años después, es decir, restando, el 21 de diciembre de 2012. (No se puede resumir más).



El rollo matemático ha dado para mucho, incluso wikipedia ha abierto un tema específico para esta fecha: Según algunas creencias New Age el año 2012 estaría destinado a ser un gran año de transformación. Existe desacuerdo entre los creyentes sobre si en el año 2012 tendrá lugar el fin de la civilización, o si en cambio la humanidad se elevará a un nivel superior.[1] No hay evidencia científica de ningún tipo que soporte estas creencias. Numerosas fuentes esotéricas interpretan la finalización del décimotercer ciclo B'ak'tun en la cuenta larga del calendario maya (que ocurre el 21 de diciembre según la correlación más confiable) como indicación de que tendrá lugar un cambio importante en el orden mundial.

El astrólogo John Jenkins ha afirmado que en esta fecha, se producirá una "conjunción muy cercana del Sol durante el solsticio de invierno del hemisferio norte con el punto de cruce del ecuador galáctico y la eclíptica", un evento que no se volverá a repetir en miles de años.



Varios autores han publicado libros en los que proclaman que en el año 2012 ocurrirá un gran evento que transformará al mundo:

En el libro El código secreto de la Biblia publicado en 1997, Michael Drosnin afirma que de acuerdo a ciertos algoritmos del código secreto de la Biblia, un asteroide o un cometa chocarán contra la Tierra.

En el libro 2012: The Return of Quetzalcóatl publicado en el 2006, Daniel Pinchbeck discute varias teorías de un despertar mundial a una "conexión psíquica" que ocurriría en el año 2012, creándose una noosfera.

Y entre tanto, la película de Roland Emmerich, que bien pudo titularse El día de mañana II u óle los huevillos del informático que hace olas, terremotos y huracanes a tutiplen. Lo cierto (y verdad, amigo Iker) es que los efectos están superconseguidos y nos mantienen en estress de principio a fin de la cinta, que no engaña a nadie. El espectador se salva del apocalipisis porque es el que paga la entrada y tiene derecho a vivir tras el largometraje y porque los finales felices (aunque hayan muerto millones de personas) venden más que los catastróficos: blanco y en botella: leche.



De la proyección me quedo con un comentario sincero de una señora próxima en butaca: "bueno, bueno, bueno... menuda fantasmada estamos viendo!, rompió su silencio a viva voz cuando un coche se coló en un hueco de un edificio de setentaitantos pisos que se caía cual exin castillos en Guasinton.

Otra, ¿adivinen que color de piel tiene el presidente de los Estados Unidos? Pues sí, era negro, como Obama ¿coincidencia? En Deep impact(otra de desastres, ésta con meteoritos) de presidente hace Morgan Freeman. En fin, que para una vez que hay fin del mundo televisado (no hay constancia de que los dinosaurios tuvieran cámaras) el presidente de la mayor potencia mundial es negro.



¿Facilona? ¿Que por qué fui a verla? Los que tienen dos hijos y ocupación laboral ya saben. La última vez que pude ir al cine con mi compañera fue en verano y cuando uno puede permitirse el lujo de las palomitas parece que quiere algo ligerito, facilón, que es lo que de verdad es esta peli, que no da ni para pensar. Vamos, como el que se monta en una gran montaña rusa. Precisamente, 2012 abusa de la fórmula de los parques de atracciones, los que se monta Emmerich, grandes maquetas con megadesastres mundiales animados, contrapuestos con pequeñas historias íntimas, familiares, llevadas por actores conocidos (como John Cusack, haciendo caja) que despiertan la emoción del respetable en medio de la ruina, de la tragedia... hasta que el corazón se restablece de tanto correr entre grietas, olas y derrumbes. Y la felicidad se abre camino dejando atras la epopeya.

No se sí 2012 será el final. Estoy seguro, viendo el ritmo de las esquelas, que para muchos ese día no llegará. Joder, el 21 de diciembre, no va a dar tiempo ni a que se juegue la lotería. La moraleja es que pase lo que pase, disfruta hasta que llegue tu final. Y no sufras mucho comiéndote la cabeza si tu pueblo será tragado antes por la tierra, el mar o cualquier asteroide kamikaze, el destino es caprichoso y los protagonistas siempre se salvan.

POSDATA: ¡Gallardón, ves como no merecía la pena llorar por Madrid 2016!

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