noviembre 10, 2009

Frases que merecen comentario



Lech Walesa, durante la celebración del 20 aniversario de la caída del Muro de Berlín: "Estuvo bien que Gorbachov fuera un político débil".



Reconozco la importancia histórica del señor Walesa para que la libertad llegase a Polonia y a los países que antes conocimos como bloque soviético o del Pacto de Varsovia, pero de ahí a aplaudirle que se regocije de alguno de sus coetáneos, como lo hace de Mijail Gorbachov, me parece muy poco afortunado. El sindicalista de Gdanks cuenta hoy en El País que el Muro no cayó en 1989, si no antes, cuando comenzaron las huelgas de Solidaridad (todopoderoso sindicato de Walesa) en los astilleros polacos. Apunta que su movimiento, y el apoyo internacional de Juan Pablo II, alias Wojtila, obraron aquel "milagro" de derrocar al comunismo. Vamos, que se arroga todo el protagonismo.

Sin embargo, la historia nos dice que no hay mal que cien años dure y que la diferencia estuvo simplemente en la descomposición interna del otrora gran Partido Comunista Soviético, acelerada por la derrota en Afganistan (donde el ejército ruso se dejó la piel en un coflicto equiparable al Vietnam de EE UU); y sobre todo por la muerte seguida de tres presidentes Breznev, Chernenko y Andropov, tres dirigente que llegaron a convertirse en "momias vivientes" al frente del Kremlim y que desguazaron el aparato interno del PCUS, inmovilista, por la pobreza extrema interna en un país que más que comunista, era autártico, y por supuesto, porque lo que quería Gorbachov, la Glasnost (en ruso apertura, transparencia o franqueza, que fue una política de liberalización económica llevada a cabo junto a la perestroika), era imposible en un mercado comunista sin derrota. Todos somos conscientes de que la última generación del capitalismo se basó en la comunicación y la globalización, dos conceptos imposibles para convivir en una sociedad cerrada y autoritaria. Que Gorbachov ya no controlaba todo con brazo de hierro es una obviedad, como que tampoco tenía un modelo económico alternativo. Ni siquiera tiempo para buscarlo.



Pero que Gorbachov se merece un respeto, por como finalmente se desarrollaron pacíficamente los acontecimientos, es otro hecho que no se traslada en las palabras de Walesa.

Aún hoy son muchos los que consideran un "milagro" el que no haya habido las noches posteriores al 9 de noviembre de 1989 una auténtica tragedia en el corazón de Europa. ¿Nadie se acuerda del poder y del arsenal del ejército rojo? ¿de la cantidad de altos cargos militares rusos a los que Mijail contuvo para que no hicieran una auténtica locura nuclear? Puedo haber pasado en Berlín (aún no se sabe porque los policías fronterizos de la RDA no dispararon), y también en Lituania y en otros cuantos países actuales que aprovecharon aquel trance para divorciarse de la URSS y acabar definitivamente con el adulterado y pervertido sueño revolucionario ruso de 1917. De ello se encargaron Stalin y compañía.

Si al final no acabó en una masacre, en una guerra, no fue por la debilidad de Gorbachov... el control militar, afortunadamente, lo tuvo hasta el final. No pueden decir lo mismo, por ejemplo, los yugoeslavos. Y Gorbachov tuvo el acierto de evitar en sus tierras una catastrofe como la de los balcanes. Pese a que Nacionalistas de todo pelaje lo intentaron en el cinturon europeo y asiático que hoy rodea a Rusia. Por no hablar del papel de Yeltsin. Ese creo que fue el gran éxito de Mijail, no repetido por sus sucesores.

Aunque repito, lo que si era evidente en Gorbachov era su incapacidad para pilotar un cambio político interno, al estilo del que realizó (sigue con ello) el Partido Comunista Chino. Pero incluso Pekín tuvo su Tian an Men....¡dónde si hubo una masacre! (aunque, por cierto, los comunistas chinos siguen en el poder con el beneplácito de la comunidad internacional -los últimos juegos olímpicos-).

Por tanto, fue en ese trance, en el de la caída del comunismo europeo a finales de los 80, y no otro, en el que Walessa, el Papa, el Estados Unidos de Busch, los talibanes y otros cuantos se regocijaban...dando a pensar que su triunfo no fue tanto el de la libertad y la democracia, sino el triunfo del capitalismo como sistema, en el que estaba muy interesado la iglesia. El capitalismo, con la democracia como parapeto y el nacionalismo como infantería de avance, se encargó de laminar lo también bueno que podía haber en un estado socialista (la educación sobre todo).



Ahora que se celebra el 20 aniversario de la caída del Muro, en medio de una de las crisis más importantes nunca jamás vivida por el capitalismo en el mundo, los medios deberían aprovechar para desterrar algunos tópicos que confunden la historia.

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